Cómo evitar un golpe de calor del bebé en verano
El verano implica que, además de poder disfrutar de unas vacaciones bien merecidas, haya que cuidarse y prestar una mayor atención. ¿Por qué? Por que esta época puede ser maravillosa pero las olas de calor de estos meses no lo son tanto. Hay personas más susceptibles al calor que otras, concretamente y los más perjudicados, los bebés. Si quieres tomar nota para evitar cualquier problema con ellos, quédate a leer nuestro post.
Tabla de Contenidos
La temperatura corporal del bebé
Durante los primeros meses de tu bebé, su sistema de termorregulación y flujo sanguíneo todavía no se ha desarrollado completamente. Por ese mismo motivo, los bebés se suelen calentar o enfriar de manera más rápida que un adulto.
Su temperatura es diferente a la nuestra, por eso, el contacto de piel con piel para comprobar su temperatura es muy importante. Normalmente para comprobar su temperatura lo mejor es tocarle el cuello y el tórax a tu bebé. Hay que tener en cuenta que su riego sanguíneo no está desarrollado, por eso suelen tener las manos y los pies fríos. Sin embargo, esto no tiene porque significar que tu bebé esté pasando frío.
La temperatura corporal perfecta para tu bebé debe estar entre los 35 y 37 grados, al igual que los adultos. Una diferencia que existe entre tu hijo y tú, es que su actividad física es menor, por lo tanto también le hace más sensible corporalmente.
¿Cómo sé si mi bebé tiene calor?
Estas son algunas de las señales:
- Le cuesta alimentarse.
- Sus mejillas están coloradas.
- Sus movimientos son apagados/lentos.
Si es durante una estación fría, lo ideal es quitarle una capa de ropa para que pueda alcanzar su temperatura. Si es durante las estaciones más calurosas, pon a tu peque con poca ropa y mantenlo en una habitación fresca. Es también muy importante no abusar del aire acondicionado, ya que pueden hacer que su garganta y nariz se reseque.
Los bebés que van demasiado abrigados, tanto en invierno como en verano, pasan calor. Si tu bebé está sudando, no significa no que esté pasando calor, por eso es muy complicado saberlo. Por eso, es muy importante fijarse en otras señales como las que hemos mencionado anteriormente.
Síntomas de un golpe de calor en bebés
Los colectivos más vulnerables suelen tener más riesgos de padecer golpes de calor cuando suben las temperaturas. Desde la Asociación Española de Pediatría siempre se recuerda que los bebés menores de un año son sensibles a padecer un golpe de calor. Por lo tanto, hay que tener muchísima precaución. Este tipo de reacción se suele producir cuando el cuerpo recibe un aumento brusco de su temperatura debido al calor ambiental. Lugares que son muy calurosos o húmedos tienden a ser sitios donde más se producen los golpes de calor.
Hay varios síntomas que pueden ser señales de que se está sufriendo un golpe de calor:
- Vómitos
- Confusión
- Sueño
- Sensación de mareo
- Debilidad
Si no prestas atención a los síntomas y no reaccionas rápido, esto puede ocasionar problemas más graves en los órganos del cuerpo. En el caso de un bebé hay que prestar más atención, ya que muchos no expresan su malestar. La clave esta es observar su comportamiento, y si se sospecha, deberás llevarle a un lugar fresco y ventilado. Además, hay que tener controlada su fiebre y detectar las causas de la misma. Es importante saber diferenciar entre ambos términos.
¿Cómo evito que mi bebé no sufra de un golpe de calor?
Para empezar, un truco que siempre funciona es que no abrigues a tu bebé más de lo que te abrigas tú. Los bebés sienten la temperatura al igual que un adulto. Así que si tú estás acalorado/a, lo más seguro es que tu bebé también lo esté. No se aconseja abrigarle por el “por si acaso”. El exceso de calor puede provocar sudamina, que es una reacción en la piel o un golpe de calor.
Si tu bebé moja la ropa, significa que hay que cambiarle para que esté más fresquito/a. Por la noche, se recomienda que duerma al menos con una sábana. También recomendamos lo siguiente:
- La temperatura ideal: tu bebé se sentirá a gusto en una habitación con una temperatura de entre 20 a 22 grados. Puedes utilizar el aire acondicionado para conseguir esta temperatura, pero con cuidado. No pongas a tu peque debajo del chorro del aire ni dejes el aire acondicionado encendido durante la noche. Para evitar sequedad que pueda producir el aire, enciende un humidificador si fuese necesario.
- Paseo durante el verano: es muy importante evitar el sol durante estos paseos para que no sufra un golpe de calor. Los mejores momentos para pasear son a primera hora de la mañana o por la tarde. Siempre hay que cubrir con una sombrilla y su cabeza con una gorrita.
- Ofrécele agua: siempre que veas necesario, ofrécele agua. En el caso de que no quiera beber, esto significa que no lo necesita.
Desde Mifarma siempre te pedimos mucha precaución, ya que los bebés son muy sensibles a los cambios de temperatura. Y en el caso de dudas siempre deberás consultarlo con un pediatra o profesional.
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