Enfermedades mentales

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Enfermedades mentales

Cada vez se diagnostican más trastornos o enfermedades mentales que afectan al proceso cognitivo, afectivo, al estado anímico, al comportamiento o al pensamiento. Es importante controlarlos, pues pueden terminar por interrumpir la vida de quienes los padecen.

La salud mental es algo en lo que poco a poco nos vamos enfocando más como sociedad. Trastornos de este tipo como ansiedad, depresión, bulimia, anorexia… son cada vez más diagnosticados, aunque esto no quiere decir que puedan normalizarse.

Psicopatologías como estas u otras que veremos a continuación afectan a un gran número de personas. De hecho, se estima que un 33 % de personas sufren o sufrirán una enfermedad durante su vida. Pero, ¿qué son? Te contamos más sobre ellas.

¿Qué es una enfermedad mental?

Las enfermedades mentales son alteraciones emocionales, de comportamiento o de tipo cognitivo que dificultan la adaptación de las personas al entorno en el que viven. Además, crean un malestar subjetivo.

Muchas personas presentan problemas de este tipo, que llegan a convertirse en enfermedades cuando los síntomas son permanentes. Son enfermedades que pueden ocasionar situaciones desagradables en tu vida cotidiana. Asimismo, su presencia suele provocar estrés y alterar la capacidad de funcionar de una persona, llevándola incluso a situaciones extremas.  

Aun así, ten en cuenta que algunos de los síntomas pueden tratarse. ¿Cómo? Lo más habitual es recurrir a la medicación o a la psicoterapia. De esta manera, el impacto que tienen sobre las personas que las padecen llega a ser mucho menor.

¿Qué tipos de trastornos existen?

Las enfermedades mentales pueden englobarse en distintos tipos. Los principales son los siguientes:

1. Trastornos de ansiedad

La preocupación excesiva y la ansiedad son emociones caracterizadas por la anticipación ante un peligro futuro. Aquí se incluyen el trastorno de pánico, el de ansiedad generalizada y las fobias, pero también los siguientes:

  • Trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados. En este tipo de desórdenes es habitual la necesidad de realizar acciones repetitivas que conllevan preocupaciones y obsesiones. Algunas situaciones habituales son la tricotilomanía (estirar y retorcer el pelo) y el trastorno de la acumulación.
  • Trastornos relacionados con el trauma y el estrés. Son problemas de adaptación a las situaciones estresantes, puesto que cuando se dan, hay que lidiar con ellas ya sea durante o tras las mismas. Aquí podríamos encontrar los trastornos de estrés agudo y los TEPT o trastornos de estrés postraumático.
  • Trastornos del ritmo circadiano. Con esto nos referimos a trastornos del sueño como el insomnio, el síndrome de piernas inquietas o la apnea del sueño. Su gravedad es lo suficientemente elevada como para que, si los padeces, precises de atención clínica. 
  • Trastornos relacionados con las sustancias y las adicciones. De forma general son problemas que se asocian al consumo excesivo de sustancias como el tabaco, la cafeína, el alcohol o las drogas. Asimismo, en esta categoría se puede añadir el trastorno del juego compulsivo.

2. Trastornos del estado de ánimo

Existen varios trastornos de carácter afectivo que influyen en el estado anímico de las personas. Entre todos ellos, los más habituales son:

  • Trastorno bipolar y trastornos relacionados. Son desórdenes en los que se alternan períodos de depresión y episodios de manía. Estos últimos cuentan con una actividad excesiva propia de la excitación y la energía.
  • Trastornos depresivos. Afectan especialmente a la manera en la que te sientes a nivel emocional. El impacto se aprecia en tu nivel de tristeza o felicidad y puede extenderse, además, a tu manera de relacionarte. Como ejemplos de este tipo de problemas, destacan el trastorno disfórico premenstrual y el trastorno depresivo mayor.

3. Trastornos de conducta alimentaria

En esta ocasión, nos referimos a desórdenes que afectan a la salud y a la nutrición. Los podemos clasificar, principalmente, en los siguientes:

  • Trastorno por atracones. En ellos se ingieren grandes cantidades de comida y, posteriormente, la persona sufre una gran preocupación por esa sobreingesta.
  • Anorexia nerviosa. Se caracteriza por la distorsión de la imagen corporal y una obsesión por controlar lo que se consume, haciendo que se rechacen sistemáticamente los alimentos.
  • Bulimia nerviosa. Se denomina así a la ingesta masiva de alimentos seguida de intentos de eliminar esas calorías mediante laxantes, vómitos…

4. Trastornos psicóticos

En este tipo de trastornos se pierde, al menos momentáneamente, el contacto con la realidad. Algunos de los más habituales que encontramos en este grupo son:

  • Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. En esta ocasión estamos ante la pérdida de contacto con el mundo real. Aparecen alucinaciones, delirios y se desorganizan tanto el pensamiento como el habla. La esquizofrenia es el mayor ejemplo de este trastorno, aunque también se pueden asociar a trastornos de pérdida de control con la realidad.
  • Síntomas somáticos y trastornos relacionados. Las personas que los padecen pueden tener síntomas físicos que les provocan problemas de funcionamiento y angustia emocional. En este caso, puede o no haber una afección médica diagnosticada y relacionada con la sintomatología, aunque la reacción a dichos síntomas no es normal. Los trastornos pueden ser facticios, por síntomas somáticos o por trastorno de ansiedad por enfermedad. 

5. Trastornos de personalidad

El inicio de este tipo de desórdenes se suele dar en la adolescencia o al comienzo de la vida adulta. Los más frecuentes son:

  • Trastornos de personalidad. Un trastorno de estas características conlleva inestabilidad emocional y un comportamiento poco saludable que provocará dificultades en las relaciones personales y otros ámbitos de la vida. Los ejemplos más representativos son los trastornos narcisistas de la personalidad y trastornos límite.
  • Trastornos de mal comportamiento, control de los impulsos y de la conducta. En estos casos, los trastornos incluyen problemas de autocontrol tanto conductual como emocional. Esto puede derivar en trastornos explosivos intermitentes o en cleptomanía.
  • Trastorno antisocial (TASP), psicopatía o sociopatía. En estos casos, el paciente se caracteriza por tener tendencia a no relacionarse con la sociedad. Algunos de los síntomas habituales son la tendencia a la soledad, violencia, mentir de manera indiscriminada, agresividad… Además, son personas tímidas que tienen tendencia a la depresión y a la ansiedad social.
  • Trastornos disociativos. En ellos se altera el sentido de sí mismo. Hablamos, por ejemplo, de la amnesia disociativa o el trastorno de identidad disociativa. 

6. Otros trastornos mentales

Además de todos los trastornos o enfermedades mentales mencionados anteriormente, pueden aparecer otros asociados a algunas afecciones médicas. No obstante, también pueden tener otra denominación aquellos trastornos que no cumplan con todos los criterios de los expuestos. Entre estos, queremos incidir en los siguientes:

  • Trastornos del neurodesarrollo. De forma general, estos problemas comienzan en la niñez, antes de entrar en la escuela primaria. Aquí podemos encontrarnos con trastornos del aprendizaje, el déficit de atención por hiperactividad o TDAH y el trastorno del espectro autista.
  • Trastornos neurocognitivos. En los trastornos neurocognitivos se ve afectada la capacidad de razonar y pensar. Suelen ser problemas adquiridos, no de desarrollo. Incluyen delirios o trastornos neurocognitivos como consecuencia de enfermedades como el Alzheimer u otras lesiones cerebrales traumáticas.

El pronóstico de las enfermedades mentales puede afectar de manera negativa a quienes las padecen y provocar problemas en su vida cotidiana. Prevenir este tipo de trastornos es muy complicado, por eso si el paciente tiene antecedentes es mejor acudir a un especialista. Según la gravedad de los síntomas, será necesaria la intervención de un psicólogo o un psiquiatra para hacer una evaluación completa.

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Reme Navarro Escrivá

Licenciada en Farmacia y en Nutrición y Dietética. Nº colegiado: 903 Co-fundadora de Mifarma y directora de desarrollo de negocio de Atida en el sur de Europa Experiencia laboral

La actual directora de desarrollo de negocio de Atida en el sur de Europa heredó de sus padres la pasión por el mundo de la farmacia, al que se ha dedicado en cuerpo y alma desde sus inicios laborales. Desde el año 2007, pudo poner en práctica todo lo aprendido y ayudar a multitud de pacientes en la farmacia de su padre, situada en Albacete. No obstante, fue a partir de 2010 cunado decidió ir más allá: junto con su pareja, y con la experiencia de sus padres, fundó Mifarma, la parafarmacia online más importante de España. Como co-fundadora y CEO de la compañía, Mifarma alcanzó cotas que, en sus inicios, resultaban inimaginables. Este enorme éxito provocó en 2020 la compra de Mifarma por parte del grupo Atida, un conglomerado de empresas farmacéuticas a nivel internacional. Desde entonces, Reme Navarro ha ejercido como directora de estrategia de negocio de Atida en el sur de Europa, así como imagen reconocible y portavoz de la compañía en esta zona geográfica. con ello, ha puesto al servicio del grupo toda su experiencia en farmacia, así como en otras áreas, como la atención personalizada, la logística, la experiencia de usuario o el marketing. Además, sus conocimientos, experiencia y carisma la han impulsado hasta convertirse en España en una reconocida influencer dentro del sector de la farmacia y la dermocosmética.

Formación

Licenciada en Farmacia por la Universidad de Valencia, la co-fundadora de Mifarma es miembro del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Albacete (colegiado Nº 903). También cursó la Licenciatura en Nutrición y Dietética por la Universidad de Valencia, donde también, posteriormente, obtuvo el Máster en Atención Farmacéutica Personalizada. Además, tiene conocimientos en Capacitación Pedagógica, y ha sido formadora, durante los años 2009 y 2010, de farmacéuticos y otros técnicos sanitarios.

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