¿Qué es el asma?
El asma es una patología o enfermedad pulmonar que se caracteriza por el estrechamiento y la inflamación de las vías respiratorias. Como consecuencia, se impide la correcta salida del aire de los pulmones, por lo que puede ser difícil respirar. Además, provoca tos, sibilancia al exhalar y falta de aire.
Aunque en algunas personas no es una gran molestia, en otras interfiere en sus actividades cotidianas y un ataque puede poner en riesgo su vida. Es algo que no tiene cura, pero sí es posible controlar los síntomas.
Síntomas del asma en adultos
Los síntomas del asma en adultos variarán en función de cada persona. Es posible que solo tengas ataques en ciertos momentos como, por ejemplo, cuando haces ejercicio, pero también puedes tenerlos con distintas frecuencias.
Los síntomas y signos del asma son:
- Sibilancia o tos al respirar que puede empeorar con un resfriado, gripe o virus respiratorio.
- Problemas para dormir debido a la falta de aliento, a la sibilancia al respirar o a la tos.
- Sibilancias al exhalar, lo cual es un signo muy habitual del asma en los niños.
- Opresión o dolor en el pecho.
- Falta de aire.
Por otro lado, para detectar que el asma está empeorando, podrás ver los siguientes signos:
- Aumento de la dificultad para respirar. Esto se puede medir con un dispositivo, o medidor de flujo respiratorio, que comprobará el funcionamiento de los pulmones.
- Los síntomas y signos del asma se vuelven más molestos y frecuentes.
- Notas que precisas de un inhalador de alivio rápido con frecuencia.
Además de lo anterior, en algunas personas los síntomas y signos se incrementan en ciertas situaciones:
- Al practicar ejercicio, especialmente si se realiza en un ambiente con aire frío y seco.
- Al estar en contacto con ciertos agentes irritantes como el polvo, gases o ciertos vapores químicos u otras sustancias que se transportan en el aire. Algunas de ellas son partículas de piel seca o saliva procedente de animales domésticos, esporas de moho, polen…
Tipos de asma
El asma se puede clasificar en función de los agentes desencadenantes, gravedad, frecuencia o nivel de control que exige. Nosotros nos vamos a centrar en los tipos de asma en función de los factores que la desencadenan. Así, se puede clasificar en:
Asma alérgica
Está relacionada con la exposición a sustancias alérgicas o neumoalergenos como el pelo de gatos y perros, ácaros del polvo o polen de las plantas. Normalmente, en este tipo de asma suelen existir antecedentes familiares o personales de alergia.
Asma ocupacional
Las crisis de este tipo de asma están desencadenadas por la exposición a ciertas sustancias químicas en el lugar de trabajo. Algunas de ellas tienen origen en el polvo de madera, los compuestos orgánicos, las resinas plásticas, los metales…
Asma intrínseca o no alérgica
En este caso, las crisis se originan por reflujo gastroesofágico, cambios repentinos de temperatura, aire frío, infecciones respiratorias como gripe o sinusitis y sustancias irritantes. Estas sustancias pueden ser perfumes, pinturas, productos de limpieza, humo de leña o tabaco, contaminación ambiental…
Asma nocturna
Aparece en personas que tienen cualquier tipo de asma y sus síntomas empeoran a mitad de la noche, generalmente de madrugada.
Asma estacional
El asma estacional, como su nombre indica, está vinculado a ciertas estaciones del año. Especialmente se relaciona con la primavera y el final del verano, ya que tiene mucho que ver con el polen.
Asma de esfuerzo
La actividad física es la responsable. Quienes padecen este tipo de asma, sufren su sintomatología mientras practican ejercicio o al poco tiempo de finalizar el esfuerzo.
Asma crónica
Estas personas tienen síntomas de forma continua y las crisis son tan graves como frecuentes. Los síntomas nocturnos son diarios, el FEV1 (volumen espirado forzado en el segundo 1) es menor del 60 % y su variabilidad mayor del 30 %. En estos casos, hay que indicar que los valores de la espirometría mejoran mucho tras un tratamiento farmacológico con broncodilatadores.
Diagnóstico y tratamiento del asma en personas adultas
Para poder prescribir un tratamiento adecuado, es necesario realizar ciertas pruebas que confirmen el diagnóstico inicial. Para ello, se revisa el historial clínico y los antecedentes familiares. Además, se realizan análisis de sangre completos, pruebas de la función pulmonar, radiografías de tórax o pruebas alérgicas, entre otras. Asimismo, es necesario que el paciente describa sus síntomas con el mayor detalle posible y la frecuencia con la que suceden.
En cuanto a su tratamiento, se puede comenzar con la prevención y, si esta fracasa, se daría paso al tratamiento farmacológico.
– En materia de prevención, la lógica dicta reducir los síntomas evitando las causas de aparición. Tendrás que evitar lugares con moho o muy secos o hacer limpiezas exhaustivas en la vivienda si convives con animales. Además, evitar salir al aire libre cuando se tiene sensibilidad al polen nunca está de más.
– En cuanto a las terapias farmacológicas, estas dependen del historial y las causas, pero los más habituales suelen ser los antiinflamatorios y los broncodilatadores. No obstante, en algunas personas también se prescriben antihistamínicos, antagonistas de los receptores de leucotrienos, termoplastia bronquial o inmunoterapia.
Con esta información esperamos que tengas un poco más claro qué es el asma y sepas identificar sus síntomas. Desde Mifarma by Atida Plus queremos cuidarte, así que mantente conectado a nuestras redes sociales para más consejos de salud.