¿Qué es la faringitis?
La faringitis es la inflamación de la faringe o garganta, la cual puede ser crónica o aguda. En este último caso, suele remitir en una semana. A menudo, esta inflamación se produce como consecuencia de una infección vírica o bacteriana.
Síntomas de la faringitis
Como síntomas principales, hay que destacar las molestias o dolor de garganta y la carraspera, la cual suele provocar dificultades al hablar o tragar (odinofagia). Sin embargo, estos no son los únicos síntomas, pues también podemos encontrarnos con los siguientes:
- Sequedad de garganta.
- Dolor de cabeza.
- Fiebre.
- Erupciones cutáneas.
- Dolores articulares y musculares.
- Amigdalitis o amígdalas inflamadas y rojas.
- Voz ronca.
- Inflamación de ganglios linfáticos en el cuello.
Causas de la inflamación de garganta
Las inflamaciones de la garganta suelen producirse por virus como el de la gripe u otros que producen resfriados comunes. En otros casos, aunque menores, se produce por ciertas infecciones bacterianas como los estreptococos.
Cuando la inflamación está asociada a un virus, normalmente puede ser por un resfriado común, una gripe, varicela, sarampión o una mononucleosis.
En el caso de infecciones bacterianas, los responsables suelen ser los estreptococos del grupo A, la difteria o la tos ferina.
Sin embargo, la inflamación y el dolor pueden ser también consecuencia de ciertos elementos irritantes del ambiente. Los más habituales son los que se encuentran en los aires acondicionados, una excesiva sequedad y diferentes tipos de alergias (polen, moho, polvo…). Y es que también las alergias y el goteo retronasal pueden irritar e inflamar la garganta.
¿Es contagiosa la faringitis?
Al igual que los resfriados, la faringitis se puede contagiar a través de pequeñas gotitas de saliva que se expelen al estornudar, toser o hablar. No obstante, también existen otros factores que favorecen su aparición
Si quieres prevenir esta enfermedad, son recomendables las siguientes pautas:
- Beber bastante líquido para mantener en la garganta la humedad que precisa.
- Evitar ambientes muy contaminados.
- No ser fumador.
- Lavarse las manos con frecuencia.
- Evitar compartir cubiertos, alimentos o vasos.
- Usar geles hidroalcohólicos para las manos cuando sea imposible lavarlas.
- Evitar el contacto con personas que la padezcan.
- Utilizar un humidificador para aliviar la sequedad de la garganta.
Si aprecias algunos de los síntomas mencionados, es recomendable que acudas a tu médico de familia. Él podrá realizar un diagnóstico preciso y evitar complicaciones futuras.
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